El pueblo de Aragón con una muralla más larga que la de Ávila
Viajes
Con 4 km de longitud, sus muros, torres y castillo proponen un viaje a la Edad Media por esta bella localidad zaragozana.
Entre los siglos IX y XI, en el valle del Jiloca se construyó una de las obras de ingeniería más colosales de la península: la muralla de Daroca. Esta localidad zaragozana fue una avanzadilla en la conquista cristiana y territorio de frontera, motivo por el cual se levantaron más de cuatro kilómetros de fortificación, llegando a ser uno de los recintos amurallados más extensos de la península. De hecho, los árabes erigieron multitud de murallas en España, como la más larga de Europa en Badajoz.
Construido en época califal, sus muros llegaron a englobar un total de 116 torreones,14 de los cuales eran de gran tamaño. En 1142, con la reconquista, los cristianos ampliaron el castillo Mayor y crearon nuevos barrios alrededor de la ciudad musulmana. El recinto amurallado había quedado pequeño con el crecimiento de la población de Daroca. Entre los siglos XIV y XV, se amplía para unir el cerro de San Cristóbal y el de San Jorge. Se abrieron nuevos accesos, como la puerta Alta, el Portal de Valencia y la puerta del Arrabal, que todavía hoy dan la bienvenida a quien visita Daroca.
Ya en el siglo XIX, la guerra de la Independencia Española y la primera Guerra Carlista dañaron el recinto, hasta su posterior abandono en el siglo XX.
Qué visitar en Daroca
Sin duda, una de los indispensables de todo viaje a esta localidad de Zaragoza es recorrer sus murallas, pasar por sus torreones y llegar al castillo Mayor, desde donde se obtiene una espectacular vista del pueblo. Entre los tejados anaranjados, los muros y las construcciones de piedra, destaca la basílica de Santa María, donde yacen los Sagrados Corporales. En el siglo XIII, aquí ocurrió un milagro cuando unas sagradas formas sangraron durante un inesperado ataque de los musulmanes.
Otra de las leyendas de Daroca viaja hasta la época de Alfonso I, poco después de la conquista, cuando los musulmanes planeaban la reconquista. Mientas asaltaban la ciudad durante la noche, cuando los guardias dormían, las ocas les despertaron con su graznar, evitando así el enfrentamiento. No en vano, el escudo de Daroca está formado por seis ocas.
Destacan también las iglesias románicas de San Miguel, San Juan y Santo Comingo de Silos -estas dos últimas finalizadas con técnicas mudéjares. Entre sus angostas callejuelas, sorprende el palacio de los Luna, la antigua Casa de Canónigos, el palacio de Gil Bernabé y el antiguo Hospital de Santo Domingo, actualmente sede del Museo de la Historia y las Artes. Daroca cuenta también con el Museo de los Corporales, en la colegiata de Santa María, y el Museo de la Pastelería.
En total, Daroca guarda un legado de más de dos centenares de edificios históricos catalogados.
En los alrededores, la ermita de Nazaret, enclaustrada en una gruta, narra otra de las leyendas de Daroca: la Virgen María se apareció a una joven a quien pidió que construyera la Ermita, uno de los lugares más bellos y místicos de la localidad.