Turismo del frío o cómo el cambio climático ha modificado nuestra forma de viajar
Si bien antes reinaba el turismo de sol y playa, están ganando relevancia entre los viajeros los destinos menos masificados y con temperaturas mucho más bajas. Las experiencias, además, son de bucket list.
Todos somos conscientes en la actualidad de lo que el cambio climático significa y de las temperaturas cada vez más extremas de las que somos testigos año tras año. Son conceptos tan relevantes que han influido notablemente en distintas facetas de nuestra vida. En el turismo, en concreto, modificando los patrones de viaje. Donde antes se buscaba el sol y el calor en cualquier época del año, hoy se aceptan las temperaturas bajas y crece el interés por las estampas invernales. Así, el turismo del frío, que promueve destinos frescos o invernales tanto en temporada alta como en verano, está ganando una gran popularidad. Cada vez más viajeros buscan escapar del calor sofocante y encontrar refugio en climas más templados o incluso gélidos. Ya sea explorando las auroras boreales en Escandinavia, disfrutando de rutas nevadas en Canadá o descubriendo los paisajes frescos de destinos alpinos en pleno julio, esta tendencia ha llegado para quedarse.
El turismo del frío, una tendencia en auge
El turismo hacia destinos fríos se ha posicionado como una tendencia en auge entre los viajeros en los últimos años. Este fenómeno responde a varios factores, desde el deseo de evitar el calor extremo en época de verano hasta el anhelo por experimentar paisajes invernales en riesgo debido al calentamiento global, y una búsqueda de destinos más especiales y menos turísticos. "Los destinos nórdicos y las regiones árticas están ganando popularidad por su capacidad de ofrecer experiencias únicas e íntimas, ideales para parejas. Ver auroras boreales en Finlandia, dormir en iglús de cristal en Noruega, o explorar paisajes helados en Islandia se han convertido en sueños cumplidos para muchos recién casados que buscan salirse del camino establecido", explican desde Honimunn, la agencia de viajes de novios a medida. "Notamos es un interés creciente en explorar lugares que ofrecen paisajes singulares en momentos del año menos típicos".
Según un análisis de tendencias de la compañía de inteligencia turística Mabrian, los países nórdicos como Islandia, Noruega, Finlandia, Eslovenia y Suiza lideran el mercado del turismo experiencial vinculado al frío, con más del 60% de cuota de mercado en motivaciones centradas en naturaleza y aventuras invernales como el esquí, las auroras boreales y el turismo sostenible. Estos destinos, además de ofrecer experiencias únicas, destacan por un turismo comprometido con el medio ambiente, una demanda creciente entre los viajeros.
De acuerdo con este estudio, además, el turismo de sol y playa ha perdido hasta un 8% de protagonismo desde 2019, pues los turistas prefieren, cada vez más, actividades en entornos naturales y destinos menos concurridos (lo que ahora denominaremos como viajes antipostureo), coincidiendo con un mayor gusto por las regiones más frías tanto en verano como en invierno. Y es que este tipo de destinos ofrecen grandes atractivos, como bien comparten desde Honimunn: "viajar a destinos fríos ofrece una sensación de privacidad y desconexión que es difícil de igualar. Colaboramos con personas locales expertas, trabajamos de la mano de guías y profesionales locales que tienen un profundo conocimiento del destino. El aire limpio, las actividades como safaris fotográficos en trineo, y la posibilidad de alojarse en lugares de diseño único, como lodges o cúpulas geodésicas, proporcionan un romanticismo y una tranquilidad excepcionales".
En busca de los destinos fríos más top
Seguro que en tu bucket list o lista de cosas que deseas hacer una vez en la vida se encuentran ver una aurora boreal, vivir la experiencia de salir de una sauna para lanzarte a un lago o ser transportado en un trineo por perros en la estampa nevada más bonita que hayas visto nunca. Y es que se trata de experiencias inolvidables que te llegan al corazón y que te hacen pensar en la suerte, porque es un verdadero privilegio poder vivir momentos tan especiales. Además de un mayor deseo por este tipo de turismo experiencial, el COVID-19 y el cambio climático también ha llevado a los viajeros a buscar entornos más naturales, puros y al aire libre, frente al turismo masivo al que estábamos acostumbrados.