La Diada abre un curso político intenso, entre la negociación y las nuevas estrategias
La financiación, la negociación de los presupuestos y la aplicación definitiva de la amnistía marcarán el curso
Además de arrancar el curso político, la Diada llega justo cuando hace un año que gobierna el PSC: un cambio en la Generalitat que ha provocado un recolocación de las piezas políticas en Cataluña.
Un año que los socialistas definen como de "estabilidad", a pesar de que ha venido marcado por las negociaciones con los socios de investidura para sacar adelante medidas y ha incluido algunas derrotas parlamentarias.
El ejecutivo reitera una y otra vez que cumplirá los acuerdos a los que ha llegado con ERC y los Comunes. Ha encarrilado el traspaso de Rodalies, como le piden los primeros, y ha priorizado las políticas de vivienda, como quieren los segundos.
Pero otras carpetas, también importantes para los socios, le están trayendo más quebraderos de cabeza. Lo que marca el paso en esta dirección es la nueva financiación. Un reto más complejo que los anteriores.
Illa se ha comprometido a que pronto haya concreciones, pero los republicanos presionan. Presentarán ya su modelo en el Congreso y avisan que si no hay financiación
tampoco negociarán los presupuestos, ni en Cataluña ni en Madrid.
Por lo tanto, la negociación de unos y otros presupuestos se vislumbra complicada y será uno de los principales temas una vez pasada esta Diada.
Alta tensión en Madrid
En Madrid, además, se imbricará con un calendario judicial que no está poniendo las cosas fáciles a Pedro Sánchez. El caso Cerdán y los que salpican su entorno más próximo los está aprovechando la derecha para ejercer una presión que, según las encuestas, está erosionando la figura del presidente español.
Y, con este panorama, los partidos independentistas que estarán presentes en la manifestación de la Diada se encuentran en un momento de redefinición de la estrategia.
Junts se replantea la estrategia
Si ERC avisa que hacen falta concreciones para continuar negociando, Junts también se replantea el apoyo a Pedro Sánchez. A las puertas de la Diada, el partido de Carles Puigdemont ha provocado una derrota dolorosa a Sánchez rechazando la reducción de la jornada laboral.
Pero también se cuestiona si vale la pena continuar esperando que se cumplan pactos anteriores, como el catalán en Europa o el traspaso de competencias en inmigración. Un debate que va ganando entidad dentro de Junts y que ya le ha costado, por ejemplo, el adiós de Jaume Giró, del ala más partidaria del pacto.
Todo ello, mientras esperan la vuelta de Carles Puigdemont, que cada vez ven más cerca y en quien confían como catalizador de sus perspectivas.
ERC avisa a los socialistas
En ERC, y con el telón de fondo de la financiación, también se valora cuál debe ser el papel en Madrid. El partido tiene claro que la alternativa de un gobierno del PP y Vox no sería mejor, pero tampoco quieren emitir un cheque en blanco a Pedro Sánchez y, por eso, no se avendrán a negociar los presupuestos si no se concreta la nueva financiación.
El partido llega a esta Diada con una nueva dirección, habiendo dejado atrás la crisis interna que hace apenas un año todavía estaba por resolver, con un proceso electoral interno que entronizó Oriol Junqueras.
Unas cuitas internas de las que tampoco se ha librado el tercer partido independentista del Parlament, la CUP, que después de un proceso de refundación ha visto como su cabeza de lista en las últimas elecciones, Laia Estrada, anunciaba que abandonará el escaño.
Y los tres partidos han visto como surgía una cuarta opción independentista en el Parlament, la extrema derecha de Alianza Catalana, con perspectivas de crecimiento en las próximas municipales.
Los delicados equilibrios de los partidos independentistas reflejan también el estado del movimiento, que se esfuerza por recuperarse de los rasguños del proceso, todavía con dirigentes inhabilitados, políticos en el exilio y activistas perseguidos por la justicia.
Las entidades mantienen la unidad para convocar
En este contexto, las entidades independentistas sí que se han mantenido unidas en la convocatoria de la manifestación en el centro de Barcelona.
La ANC, Òmnium y el Consell de la República presentaron juntos la marcha, pero el mismo presidente de la ANC, Lluís Llach, admite que el movimiento se encuentra en un momento de "depresión" y rebaja las expectativas de participación, para una marcha que había rozado los dos millones de personas en los años del proceso.
Pero, a pesar de la unidad para convocar, las entidades tampoco se escapan de los problemas internos. En la ANC el proceso de elección de Lluís Llach ha provocado una fuga de secretarios nacionales. Y las heridas del debate de la lista cívica ha desembocado en la creación de Dempeus, una candidatura electoral paralela, repleta de miembros de la corriente crítica.
Una situación similar ha vivido el Consell de la República, que también ha tenido problemas internos derivados de las discrepancias para definir el papel que debe hacer la entidad en la era postproceso.
Òmnium, por su parte, se ha centrado en defender la lengua y luchar contra la represión en un proceso que llaman de construcción nacional.