Dudan entre darse dos besos o darse la mano y acaban haciendo el amor desenfrenadamente
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«Fue muy incómodo de ver. Hasta que no empezaron a follar no terminó la tensión, lo cierto es que sentimos alivio cuando se decidieron». Con estas palabras comentaba esta mañana un empleado de la compañía Jenkins&Co. el momento en el que Laura Segura, del departamento de Distribución, y Rodrigo Lombardo, de Ventas, se encontraron por primera vez en la sede de Barcelona y dudaron entre darse dos besos o darse la mano. «Acercaban la mano tímidamente, pero también la cara, y no tenían claro por dónde tirar. Los demás tuvimos que mirar a otro lado porque era difícil de soportar», relata su compañero. Al final, él se quitó la americana en un arrebato y los dos se abrazaron, se arrancaron la ropa con frenesí y se tumbaron en el suelo de moqueta para hacer el amor. Cinco minutos después, los dos, con el pelo alborotado y aún sofocados, se reunían con el resto para abordar la nueva estrategia comercial de la empresa
Verse forzada a dejar atrás –a los 27 años, quizá para siempre– su país, su familia, su entorno y sus sueños es un altísimo precio que pagar. Lo que desató la furia de las autoridades contra Rei fue su participación, a finales de 2022, en una protesta silenciosa en Shanghái contra las restricciones del Covid, en la que los asistentes exhibieron folios en blanco. Una conducta sin reproche penal en el mundo libre cambia en China el rumbo de una vida. Hablar está prohibido. Y el silencio también.
La fuerza de un folio en blanco es que "las acusaciones están en el corazón", reflexionó Rei en la reciente conferencia Geneva Summit for Human Rights and Democracy, que se celebra anualmente en la ciudad suiza y da voz a disidentes de todo el mundo. Asistieron también un exiliado uigur –Abduweli Ayup–, una activista tibetana –Chemi Lhamo– y otros opositores –entre ellos, de Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba– que supeditaron su vida a la lucha por la libertad y a la defensa de unos valores, pagando un coste personal enorme.
«Hacer el amor es la mejor manera de romper el hielo», explica la psicóloga Marina Loreto. «Darse placer ayuda a empezar el encuentro con buena disposición. Estrecharse la mano marca una distancia que luego cuesta recortar, y los dos besos, sobre todo si se dan rápido, como para quitarse el tema de encima, no ayuda a acabar con la incomodidad, al contrario. Lo mejor es poner las cartas sobre la mesa desde el principio, demostrar que no hay nada que ocultar», señala la experta.
Tanto Segura como Lombardo coinciden en que fue «como temerle al abismo y acabar asomándose a él para tirarse. Y luego ves que no había para tanto». Cuando se les pregunta qué harán si vuelven a coincidir en un futuro cercano, ambos dudan. «Supongo que lo suyo es masturbarse, y la siguiente vez ya quizá los dos besos, o besos en la nuca, para acabar dándonos la mano en la siguiente reunión. Desescalar poco a poco, pero con una confianza que hemos ido construyendo», comenta Laura. «Sí, porque optar por ir a más, teniendo hijos y todo esto, es excesivo teniendo en cuenta que solo somos compañeros de trabajo y tenemos nuestras vidas», admite Rodrigo.
Después de la reunión, los dos colegas fumaron juntos el cigarrillo de después en la terraza y se despidieron con un «Hasta luego, cariño».
Cuando, en pleno hostigamiento, pregunté a uno de ellos por qué seguía enfrascado en una batalla que sabía que no podía ganar y que –además– podía dar con sus huesos en la cárcel, dijo: “Porque cuando uno toma la decisión de hacer lo correcto, no existe tal cosa como mirar hacia atrás”. Hoy, a todos aquellos se suman otros: uigures, hongkoneses, manifestantes del folio en blanco y todo aquel que el poder vea como una amenaza. Tenemos –por tanto– la obligación moral de dar voz a estos valientes. La voz de la conciencia en defensa de la libertad.
Nota de la Redacción: El autor es periodista especializado en la internacionalización de China y editor de Análisis Sínico en www.cadal.org