Faltan residencias de ancianos: más de 18.000 personas esperan plaza

MADRID/ En Cataluña hay 18.787 personas en lista de espera para una plaza en una residencia de ancianos. Y la situación irá empeorando cada año, por el envejecimiento de la población. Sobre todo cuando la generación del baby-boom --los nacidos entre 1960 y 1975, que ahora tienen entre 50 y 65 años-- llegue a la tercera edad.

En 10 años, harán falta 80.000 plazas residenciales y 26.000 profesionales más, según denuncia la ACRA, la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales. Y el porcentaje de población mayor de 80 años pasará del casi 6% actual al 7,11% en 2035 y al 10,05%, prácticamente el doble, en 2050.

Faltan servicios y profesionales

"Hace falta más financiación, más cobertura, más profesionales y mejor pagados", ha dicho la presidenta de la ACRA, Cinta Pasqual, en una entrevista a 3Catinfo. Y también más sanitarios, explica: "La integración social y sanitaria tiene un juego muy importante para hacer más y mejor."

Un ejemplo sería el personal de enfermería, para quienes las condiciones laborales son poco atractivas por el déficit de financiación, que se refleja en su sueldo. Los de los profesionales de la ACRA --que también son trabajadores públicos porque hay acuerdos, explica Cinta Pasqual-- cobran entre un 17 y un 18% menos que los que trabajan en centros de la Generalitat.

• El convenio del área de Derechos Sociales y el de Salud son diferentes, explica la entidad, y eso hace que haya competencia entre profesionales, para los cuales es menos atractivo trabajar en las residencias que en los centros sanitarios.
• La asociación pide un "pacto de país" que incluya, entre otras medidas, mejorar el salario de los trabajadores. Y reconoce que tienen "el convenio colectivo que menos cobra, a pesar de que cuida a la gente que más queremos, nuestros padres y abuelos".
• Por eso reclaman "una aportación pública más alta para tener convenios suficientes".
• La entidad también pide agilizar la homologación de títulos extranjeros, sobre todo de enfermería y auxiliares, y revisar la atención que deben dar los Centros de Atención Primaria a las residencias, que no se está materializando ante el colapso que ya sufren estos centros.

Ampliar la atención domiciliaria

Cinta Pasqual también pide ampliar el número de servicios de atención a las personas mayores y dependientes y crear las condiciones para que puedan quedarse en casa tanto como quieran.

"Hacen falta plataformas de servicios donde la gente pueda acceder independientemente del grado de dependencia. Ahora a una residencia solo se puede acceder con grado 2 y 3; a un centro de día y a las viviendas tuteladas, con grado 1, y a la atención domiciliaria, con todos los grados. Deberíamos poder generar estructuras proveedoras de servicios con todos los que tiene el sistema", explica.

Y ampliar también los servicios de atención domiciliaria, los tiempos de visita y "la tecnología alrededor del domicilio". Esto significa "más atención domiciliaria no solo de médicos y enfermeras, sino también de trabajadores sociales, para acostarnos, una buena higiene o para comer y crear tecnología".

"Una de las cosas más importantes es que la gente pueda elegir dónde quiere estar, sea en una residencia o en casa", dice Cinta Pasqual, sin que esto dependa de tener una buena red familiar.

275 días en lista de espera

España dedica el 0,9% del PIB a financiar los servicios de atención a la dependencia, uno de los peores datos de la UE, que también está por debajo de la media de la OCDE -- que es del 1,79%--, según un estudio sobre la situación de la dependencia en España hecho público este miércoles.

La ACRA pide llegar al menos al 2% y avisa de que el déficit de financiación comporta menor cobertura de las necesidades de las personas y largas listas de espera.

A Cataluña hay "38.002 personas con algún grado de dependencia en listas de espera para un Plan Individualizado de Atención (PIA), la más alta del Estado. El tiempo medio de espera es de 275 días desde que se hace la solicitud hasta la resolución de la prestación.

"El porcentaje en el limbo de la dependencia es del 13,87%", denuncia la entidad en el estudio, que avisa del peligro de colapso del estado de bienestar.

"Hacerse mayor es una buena noticia y si es con calidad, aún más", dice Cinta Pasqual. "Pero no siempre es así. El envejecimiento de la población es cada vez mayor y eso genera más dependencia, que tiene un coste económico y sentimental". Por eso, concluye, hay que buscar "mejores servicios que nos hagan sentir más cómodos".